¿Considera usted útil los diversos protocolos, guías clínicas, libros blancos, planes y programas de Salud Mental para su práctica asistencial efectiva (real)?
a. No, sólo los consulto para tareas académicas. Me agrada la ciencia ficción, pero la dejo para mi tiempo de ocio.
b. Sí, desayuno hojeando la última guía publicada, es fundamental para mi trabajo diario.
c. Sí, pero son sólo útiles para enriquecer tu carrera profesional, acaban siendo meros desiderátums alejados de mi trabajo asistencial.
d. Sí, son indispensables para organizar la asistencia y procurar el cuidado y la salud de nuestra población.
2. Este cuestionario que está usted respondiendo es necesario para acreditar su asistencia y correcta comprensión de los contenidos expuestos. ¿Qué le parece?
a. Me ofende que, siendo facultativa, tenga que estar preocupándome de recoger toda acreditación, de que fiscalicen la formación.
b. Normal, ¿qué se le va a hacer? Las cosas están hechas así, aunque sean absurdas.
c. Necesario. La formación continua es importante y tiene que haber alguna manera de controlarla por parte de alguna organización gubernamental.
d. Pienso que la respuesta c sólo la pueden dar quienes tienen fe ciega —es literalmente un acto de fe— en demasiadas cosas: la organización gubernamental la copan seres angelicales, sabios y neutrales; la formación exigida tiene un impacto crucial en la calidad asistencial; el entramado de organizaciones que ofrecen formaciones a raíz de esta fiscalización no tiene intereses particulares; la asistencia es sinónimo de aprovechamiento.
3. Imagine que, por alguna extraña circunstancia, usted o alguna persona cercana sufre algún problema de salud mental. Imagine también que no puede elegir quién y cómo le atienden, por lo que tendrá que seguir los cauces clínico-administrativos de su región.
a. Nunca acudiría a mi ambulatorio para pedir ayuda para este tipo de problemas. Preguntaría a conocidos por alguien con el que hubiesen tenido experiencia directa, y haría efectiva la recomendación.
b. Confío plenamente en los profesionales de Salud Mental, ellos decidirían lo que es mejor para mí o mi allegado. Si por cuestiones coste-efectivo acaban decidiendo no atendernos, lo aceptaríamos gustosamente por el bien público.
c. Los profesionales tenemos que ser atendidos por unidades especiales, y en su defecto, nos ponemos en manos de psicoterapeutas de privada sin importar si son facultativos especialistas o siquiera psicólogos. Es conocida la diferencia de nuestras circunstancias, por lo que no se nos aplica el mismo esquema que al resto de personas sufrientes.
d. Me parece ofensiva la pregunta. Nunca he tenido ningún problema con el sistema público, y cuando los hay, sus causas pueden rastrearse hasta elementos sociológicos que escapan a su control (globalización, neoliberalismo, individualismo, etc.).
4. Valore la siguiente afirmación: Las diferentes narrativas y propuestas comunitarias de Salud Mental son otra manifestación del mismo fenómeno: la Psiquiatría y la Psicología Clínica como disciplinas totales que acaban abarcando competencias político-sociales que sobrepasan lo que sería razonable en una democracia moderna (por ejemplo, voluntad de ingeniería social a través de instituciones sanitarias, con argumentos científicos y morales).
a. Me parece que la síntesis es justa y refleja procesos históricos observables para toda aquella persona que tenga interés en hacerlo.
b. No he entendido una sola palabra, pero suena a conspiranoia infantil.
c. Efectivamente, y así debe ser. Todo el mundo sabe del peso contextual del sufrimiento humano, por lo que se justifica nuestra intervención en todas las esferas de relevancia (virtualmente todas), al mismo tiempo que zanjamos la cuestión del libre albedrío: nadie lo ostenta salvo nosotros.
d. Creo que hay algo de verdad en esa afirmación, pero prefiero la injerencia al laissez faire. No confío en los propios recursos de la comunidad sin una guía racional: la nuestra.
5. Sobre la conocida problemática MPGS-PIR, sus competencias y ámbitos de actuación:
a. Claramente, el perfil MPGS sólo tiene competencias en prevención y promoción de la salud. De estar vulnerándose la ley, deben tomarse acciones legales, tanto con los profesionales que trabajan en el ámbito público (evidentemente) como en el privado.
b. Lo que me importa es que el límite público-privado esté bien definido, esto es, los MPGS NO pueden trabajar en el ámbito público. Considero secundario que en otro ámbito ajeno al mío las garantías ético-legales respecto la población sean distintas.
c. Es una lucha entre intereses de colectivos profesionales creados artificialmente por burócratas con nula previsión de futuro, y con consecuencias graves para los intereses de la población.
d. La dirección a seguir es asemejarnos más a la organización médica que, por otro lado, detestamos: mismos años de formación (itinerario Grado-MPGS-PIR) y numerus clausus. Esto nos permitiría asegurarnos las condiciones laborables propias de un facultativo y, con el tiempo, llegar a desbancar a la Psiquiatría con servicios propios.
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