Decálogo para claudicar ante un caso de salud mental complejo. Entiéndase esto último como cualquier paciente que implique un diagnóstico ambiguo, un periplo psiquiátrico de años de duración, varios servicios y profesionales implicados en el pasado y en el presente, y si se quiere, que sea menor y la familia no tenga los recursos suficientes (de todo tipo) para sostener la situación y/o implicarse en el proceso de forma idónea. Siga los siguientes pasos para claudicar con elegancia:
"Psiquiatrice" a la persona. Diagnostíquela confundiendo descripción con causa; vincúlela a unidades con ratios profesionales/paciente irrisorias; no le ofrezca intervención psicológica de calidad y hágale creer que una terapia consiste en palmaditas en la espalda, recetas y visitas mensuales; no ajuste la frecuencia de visitas en función de la gravedad del caso sino de los recursos disponibles; ponga el énfasis en la intervención farmacológica, escúdese de su inoperancia personal para modificar patrones de conducta por su cuenta; nunca le comunique directamente qué piensa sobre lo que le pasa o cómo es (por ejemplo, use "Trastorno de personalidad no especificado" si considera realmente que es alguien raro y desadaptado cuando en realidad usted no tiene ni idea de cómo describirla con más detalles); no señale ni refuerce nunca ninguna de sus fortalezas o virtudes, y no lo refleje en los informes médicos, la persona y sus familiares lo leerán con atención y asimilarán todo lo expresado en éstos. Por último, huya de intervenciones grupales, puede haber peligro de contagio y rebelión.
Una vez no mejore, cúlpele de su situación actual, de su incapacidad para mejorar y olvide todo lo que enseñó a la persona con anterioridad ("intervenciones" descritas en el punto 1). Utilice eufemismos como "responsabilidad", "nula consciencia de enfermedad" y "resistencia" con tal de no reconocer que no se ha hallado la manera de ayudarla, y que los recursos sanitarios activados hasta la fecha han sido precarios e insuficientes. Hágalo sibilinamente, nunca lo comunique directamente, eso podría provocar un cambio paradójico en la propia persona. Puede aminorar su culpa en las reuniones de equipo mofándose de la persona o sus familiares; insúltelas usando diagnósticos psiquiátricos ("TPtazo" es un término de uso común en estos casos).
Deshágase de ella. Es decir, abandónela. Derívela a otro servicio suprasectorial, delegue en servicios sociales o directamente ofrézcale el alta. No se preocupe, los siguientes profesionales harán lo mismo. La persona seguirá sin estar preparada para cambiar vaya donde vaya; se le ha ayudado de más y eso ha sido contraproducente. Atendiéndola, se le ha reforzado la conducta problema. Equipare problemas graves como las autolesiones, la conducta suicida, los trastornos adictivos, el trauma, estados depresivos, etcétera, con un "Trastorno facticio" (o síndrome de Müunchhausen). Es decir, todos son síntomas producidos deliberadamente para recibir atención médica y asumir el rol de enfermo. Usted no está para estas cosas.
Justifique el abandono. Deforme a su antojo cualquier enfoque teórico que tenga a mano con el objetivo de explicar su decisión de claudicación, adórnelo, envuélvalo en algo digerible para usted y sus compañeros de profesión. Haga proselitismo de todas estas prácticas si tiene residentes en formación a su cargo, tiene el deber de prepararlos profesionalmente para estas situaciones. Los facultativos estamos exclusivamente para ayudar a YAVIS's en el estadio de acción/cambio. Para los demás HOUND's ya están enfermería, educadores y trabajadores ocupacionales. También puede justificar esta decisión equiparando los problemas mentales con virus: tienen entidad propia, con procesos y pronósticos autónomos y predecibles. La intervención es inútil en un momento dado. Confunda lo que es biologicismo, y difúndalo sin contemplación en informes, entrevistas y charlas informales.
Limpie su imagen. La que tiene usted de sí mismo. Comprométase lo justo para poder decir que no puede hacer más de lo que ya hace. Colabore con alguna asociación de pacientes y utilice de vez en cuando las palabras "empatía" y "humanismo". Si en algún momento se encuentra con críticas a todo este proceder psiquiátrico haga lo siguiente: i) si es más joven que usted utilícelo, debe ser una persona naíf y sin experiencia; ii) culpe al "sistema", que actúa oprimiéndolo. No tome responsabilidad sobre ninguna de las decenas de decisiones diarias que toma, todas han sido condicionadas por un ente superior a usted; iii) si es más inteligente, está mejor preparado que usted o tiene más experiencia, calle y denígrelo a sus espaldas, utilizando características personales y no argumentos racionales. No olvide asumir que no es posible cambio alguno en toda esta filosofía de trabajo, déjese llevar por lo que opine la mayoría: no piense por sí mismo. Amóldese, huya de la gestión sanitaria y tilde de narcisista a cualquiera que pretenda liderar un grupo de personas, o que hable o sienta diferente.
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