Buenos días, familia. Soy Juan Hernández, el psicólogo que les atenderá en la primera visita. Aprovecho que esperan tranquilos en la sala de espera para comentarles algunas cuestiones:
Aclararles en primer lugar que no están en la consulta del médico. Disculpen si se lo parecía por el aspecto del centro, culpa nuestra. No me llame doctor, llámeme Juan, es un nombre soso, pero con suerte comprobará que yo no. He modificado mi espacio de trabajo lo máximo posible para que se parezca lo mínimo posible a un despacho.
Aquí atendemos a familias que sufren en un momento dado algún problema que les impide proseguir su vida con la normalidad habitual. Generalmente el afectado principal es uno de los hijos, pero no siempre es así. Es posible que usted, que lee estas líneas, sea el que vive con mayor malestar la situación. Procuraremos ayudarles sea cual sea el caso.
Tendremos unos 60 minutos* para hablar tranquilamente del problema que les ha traído hasta aquí. Se lo comento porque a veces siento que la gente se atropella exponiéndome el problema, imagino que pensando que tendrán muy poco tiempo. Si ustedes o yo lo consideramos importante tenemos la posibilidad de hablar por separado con los diferentes miembros de la familia.
Mi tarea principal será la de hablar con ustedes a lo largo de varias sesiones, pero no será la única. Además, entre sesión y sesión, me coordinaré con los diferentes servicios o personas que tienen algún tipo de relación con el problema (otros familiares, servicios sociales, escuela, justicia, etc.) y con los miembros de mi propio equipo, que en algún u otro momento del proceso también podrían intervenir. Por su parte se espera que se comprometan, dentro de sus posibilidades, con el cambio de las conductas que mantienen el problema.
Si han llegado con tiempo a la cita pueden aprovechar para hacer un alto en el camino simbólico, y reflexionar sobre cómo han llegado hasta aquí. Alguna de las cosas que les preguntaré durante la charla será sobre las soluciones que han intentado para resolver el problema. Piénsenlo con detenimiento, que enseguida lo comentamos.
Les podrá sonar extraño de antemano, pero gran parte de la mejora pasará por el tipo de relación que establezcamos ustedes y yo. Ya les decía al principio que esto no es el médico. Es posible que haya desencuentros o malos entendidos, la situación es delicada. Si conseguimos resolverlo, todos aprenderemos algo de ello; si determinamos que está suponiendo un problema mayor al inicial debe saber que tienen la posibilidad de cambiar de terapeuta. No tenga pudor en solicitarlo, es el día a día de nuestro oficio.
Definiremos conjuntamente los objetivos, y trazaremos un plan para conseguirlos. Otras familias con problemas similares me han ido enseñando con el tiempo algunas estrategias para resolverlos. En algún momento, como experto en sufrimiento humano, el proceso lo guiaré yo; en otros, y como expertos en su propia vida, guiarán ustedes.
Como quiero comenzar con buen pie la relación les seré honesto. No les puedo ofrecer la atención que se entiende por “tratamiento psicológico” en condiciones. Si ustedes han llegado hasta aquí es muy probable que necesiten una atención más o menos intensiva**. Por desgracia las siguientes visitas estarán espaciadas entre 3-5* semanas en función del número de pacientes que tenga agendados, y no en función de mi criterio como profesional. Los colectivos profesionales de Salud Mental estamos luchando por mejorar la calidad de la asistencia, si lo desea puede sumarse poniendo una reclamación formal en recepción.
Mientras tanto, procuremos aprovechar las visitas que tenemos a nuestra disposición. Si sufre algún imprevisto, por favor, avísenos para citar en su lugar a otra familia y reagendaremos la que tenían reservada ustedes.
Cualquier otra duda o inquietud que tengan se la intentaré resolver una vez les llame a entrar. Aproveche este momento de silencio al acabar el escrito para repensarlo mentalmente.
Ahora nos vemos.
*Particularidades temporales de mi Comunidad Autónoma, mi centro asistencial y mi agenda.
**El escrito estaría dirigido a familias que han sido derivadas por diferentes dispositivos de la red. En ningún caso estamos hablando de casos donde el debate giraría en torno a si procede o no intervenir (nivel Atención Primaria, por ejemplo).